martes, 11 de septiembre de 2012

la vida en barrio norte

Recuerdo aquellos tiempos felices en que vivía en casas de mis padres y no tenía que cocinar. Aun puedo saborear las comidas de mi madre y de mi abuela. Pero bueno, uno después crece y es parte de la vida volar del nido. Qué se le va a hacer. Y ahí empieza otra etapa. Ni más feliz ni menos, pero con más independencia y menos protección. Hay que empezarse a ocupar del plomero, del gasista, del electricista, de los problemas consorciales y el resto de las cosas que tiene uno en un edificio. O una casa, donde sea. Donde yo vivo no hace falta cocinarse por suerte, hay mucho  delivery en Barrio Norte, así que eso te soluciona un poco la vida. No tener que cocinarse ahorra tiempo de preparado, lavado, no dinero. Eso sí, pero puede tener uno cualquier plato que se imagine al alcance de la mano. Porque por el barrio hay mucha variedad y en la variedad está el gusto. Sí, por acá uno no puede cansarse, porque hay casas de todo. Para comer cosas regionales, comida casera, el clásico de las papas rejilla con pollo, pizza para empacharse y empanadas también y todas las heladerías de principales marcas como Freddo, Saverio, Volta. Lo que se quiera combinado con lo que se quiera. Comida y postre. Eso sí, no reemplaza ningún delivery la comida de la mamá ni la de la abuela. Pero es bastante rico y salva a uno de que se le engrase toda la cocina y después sí hay que fregar para limpiar. Y de la pintura la grasa no sale, así que a veces hay que pintar de nuevo. Yo tengo un amigo que nunca instaló gas en su casa. Vivía a delivery y como tenía agua caliente central, no tuvo necesidad. En Barrio Norte todo se puede.